Presea oxidada,
SLusant, M. A.
El ser galardonado por un logro, es una tarea
perseguida por todos los que se esfuerzan. El reconocimiento, la validación,
deben empezar en tu Yo. De hecho, todo el quehacer humano es un constante
movimiento hacia el logro de objetivos y metas, desde bien respirar, querer ser
buen papá o mamá, acostarte para despertar al otro día, bien vestirte para
impresionar, o simplemente para sentirte bien y un cumplido lograr (aunque no
llegue nunca, y menos de quien yo quiera), la culminación de un curso o la
añorada graduación de esa carrera elegida, el empleo deseado, o el agradarle en
buena lid a quien superior a ti es tan solo por el momentáneo rol; entre muchos,
es una meta trazada que persigue una medalla que puede ser en materia o sin
ella. Las competencias, cualquiera sea su matiz, tienen como meta final una presea,
misma que dependiendo el metal implicará más esfuerzo, mejor inversión en
tiempo, compromiso asumido cual reto, el tema de que se ha de hablar a partir
de obtenerla, y en imaginario ganarla mientras los días duren en aquel que la
ostenta.
Hay medallas logradas que no cuelgan, tampoco
están en gavetas. Exhiben su fulgor con su sola presencia.
A todos nos gusta el oro, luchamos por él como objetivo
fijado, aunque solo logremos el bronce, y del rodio nos hayamos olvidado. …¿Y una plata? Es
buen esfuerzo, también es digna de merecer. Pasados los tiempos; aún sólo un día,
la cuelgo, engavetarla no puedo, es que todavía remembrar quiero. Pero, ¿Qué
pasará después? Con el después vienen más tiempos. Y con el tiempo, puede que
olvido y polvo. No mas energías activas para querer lograr más preseas, y de la
que cuelga, ni me acuerdo. Ya no soy más como ayer.
De las envestidas de Slaikeu ninguno queda
exento. Revivir las fuerzas que te hicieron ganar aquella presea que hoy con
oxido y mal oliente cuelga, es una tarea que no solo debe ser del pasado, sino
del mañana que esperas. Es que debes recordar la bien llamada resiliencia, y si
por razón alguna, sientes que con ella no cuentas, porque nadie más que tu hace
memoria del trascendental evento, entonces, volvamos a mirar el adentro donde
muchas respuestas hay. Es recordar bien tus dichos mientras perseguías
el oro, que no lograste, ¿Sabes que te decías? …Recordar a quién llamabas
cuando detrás del oro saliste y sólo bronce alcanzaste, ¿Qué tan amable
fuiste?... Mirar al dios que nombrabas cuando la plata validaste, y ojalá fuera
al mío: mi Dios, quien siempre está entre nos. Vuelve a hablar bien contigo. Vivir,
volver a hacerlo muchas veces al día, es lograr. Míra..te y desempolva, sopla
el óxido de la presea mientras aliento tengas.
Waaao, saludos¡¡
ResponderBorrarMis respetos a tan valiosa inspiracion.
Palabras verdadera
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