Treinta monedas y tu… Scarlett Lugo, M. A.
Treinta monedas y tu…
Scarlett Lugo, M. A.
Era plata en aquel tiempo.
…“Los principales sacerdotes,
tomando las piezas de plata, dijeron: No es lícito echarlas en el tesoro de las
ofrendas, porque es precio de sangre”[1]. ¿Acaso
no salieron las treinta con objetivo marcado? Siiiiiiii, respuesta a coro
resuena.
Palpar con detenimiento la toma de
decisiones, el uso del razonamiento, el cómo para unas cosas no, y para las otras
sí, teniendo ambas la misma fuente, es como ver olas que se desvanecen al chocar
con los obstáculos, para volver a su génesis predeterminado.
Nos lleva a preguntar ¿Cuántas monedas
salen de vuestras fuentes con la sangre de otros y luego no se quieren retornar
a su recipiente? … Si Jesús les contestara, sabes cómo os llamaría… Mire dentro
y el alma también os respondería.
Las determinaciones de nuestra
voluntad serán lóbregas o refulgentes según lo que se haya guardado, y a pesar
de su custodia, desnudos os dejarán en el momento menos esperado. Toda alma
viviente se deja ver de alguna forma, y aunque, las treinta devuelva y retornarla
a su sitio no quiera, como boomerang harán su grandioso recorrido. Ser el
sacerdote pensante, sería el papel que todos desechan, empero es el rol que muchos
han escogido.
Ciertamente, la intención siempre es
y nunca dejará de ser. Es sentencia inmutable y lineal; no lo niega el tiempo. No
siempre se devela a la primera en el todo de los actos, sin embargo, implícita queda.
El “nunca digas nunca” tiene un peso propio, en este predicamento no es excepción:
La intención nunca deja de ser. Es la base de los designios del pensante, y del
actuante, con dejos de ambivalencia quizás, sin que ella no permee con su
presencia diga usted ¿En cuál lado está?
Las decisiones pueden tener consecuencias significativas, por lo que me posiciono en el lado de la conciencia crítica y la búsqueda de un entendimiento más profundo de nuestras propias motivaciones.
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