Alunizando
debajo del tapete
Scarlett
Lugo, M. A.
Cada segundo se nos invita a observar hacia
adentro, y Jesús se hace presente con su profundo mandamiento; ¿Cuántos estarán
cumpliendo? Muchos salen huyendo. Es necesario saber mirar. Hacer una buena interpretación
de que dicen nuestros pensamientos, esos procesos cognitivos conscientes que
pueden ocurrir independientemente de la estimulación sensorial, con formas paradigmáticas
como el juicio, el razonamiento, la formación de conceptos, la resolución
de problemas y la deliberación; que suelen incluir otros procesos mentales,
como considerar una idea, la memoria o la imaginación. Saber
el por qué esos procesos pueden ocurrir internamente independientemente de
los órganos sensoriales, a diferencia de la percepción. Y muy además,
saber que los eventos mentales, surgirán en partículas de tiempo muy corto y
todos somos pasibles de ellos. ¡Sería admirable una exitosa valoración!
El cronos en su paulatina velocidad limita a hacer
ese ejercicio vital del que hoy me hago eco. Es necesario parar. ¿A quién se
dirigen mis pasos, hacia donde va mi andar? De nada sirve idealizar la
realidad. Sus circunstancias, en muy alto porcentaje son producto de esa revolución
que en principio mencioné, que te hacen determinar bien o mal. Muchas veces (me
atrevería a decir que siempre) en base a los conocimientos poseídos y sin
permitir que cambien. Es que el cambio duele (la queja general), siempre algo
te quita, y el tener que nueva vez adecuarte es una energía que no siempre se
quiere gastar, un precio que a muchos caro resulta; si no, pregúntale al ave
imperial. Del otro lado, queda la opción de mantenerte petrificado como si
fueras solo eso. De cierto te digo que de una u otra forma cambiarías en
aspecto. Resulta mejor hacerlo a voluntad.
Siempre hay elecciones, siempre habrá
decisiones; hoy hacen estragos las consecuencias de ello, mañana será evidenciado
lo que en principio era sueño; pasado, solo será eso, y volverás a elegir. El cavilar
nos regala cansancio, el dar por sentado por convicción propia y sin tamiz
alguno por lo general deja resultados indeseados; es validar un ideal, juicio,
criterio o pensar que casi siempre dista de la realidad y en consecuencia no
pasa. Cuando la mente hace esas jugadas, solo dos caminos restan, o alunizar en
destino cierto por estar por encima del cielo, y gané, o hacerlo debajo del hermoso
tapete: ¡Oh, Hay que empezar de nuevo!.
Excelente artículo, en cuál no hay desperdicio...
ResponderBorrarExcelente, me encanto el articuló
ResponderBorrarMuy acogedor,
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