….Y se te llama Justicia… Scarlett Lugo, M. A.

 

….Y se te llama Justicia…
Scarlett Lugo, M. A.

 

Lindo traje y esbeltez hermosa fue la que decidieron los griegos exhibir de ti. Con una peculiar falta que peca de inmodestia aunque la intención sea de las buenas, y esta sería tu esencia: ojos vendados obviando el mejor de los sentidos humanos, agudizando el que la mayoría tenemos a la mano y pocos gustamos ejecutar, y menos si la voluntad es efímera. Dos piezas valiosas que dejan mucho que desear, y ¡vaya que sí se imponen! Una balanza, que no muchos consideran y la espada, que aún sea pesada sería más fácil tomar. Vienes a fin de ser armónica y cuidar que todos gocen de las mismas prerrogativas en la vida relacional. Sin embargo, cuando se te invoca, como si un espíritu fueras, de muchas cosas nos olvidamos. Casi siempre, eres llamada desde el dolor. Otras veces, desde el inconsciente. Desde cualquiera de tus formas, siempre estarás presente, sin importar quién te vea ya sea desde los Griegos, o desde los Hebreos. Eres idiosincrasia nuestra, eres uno de los vestidos de Dios.

 En la cartelera de los valores te encuentras; el cómo te exhiben los que así te eligieron dentro de ese sistema, es una de las más arduas tareas. Se te llama con rabia, ira, saña o con dolor (otra vez digo) pues casi siempre subyace en todas las anteriores, quizás, y a juzgar de otros tantos, desde el amor, con valentía y coraje y una gallardía que arde; desde un punto de partida que invisibiliza muchas aristas. Eres imponente y resuelta, el boomerang del que todos huyen, y con efecto inesperado. Igual, eres neutra en la mayoría de las veces, con una bella ropa llamada imparcialidad. Más, Si fueren destruidos los fundamentos,  ¿Qué ha de hacer el justo? Si se viviera la misma cantidad de veces que llamada eres, creo que la balanza al columpiarla nos mantendría en felicidad.

 Sé que hay circunstancias especiales, donde razones intangibles activan la desazón y el querer lo que el otro tiene, y le llevan a los límites; la envidia, el desamor, el darle a otro lo que no tiene porqué recibir, la admiración que hacemos del otro y no sabemos bien manifestar, ese desplazamiento de inseguridades que hacen que restes vida.  Sé que hay volcanes en ebullición que brotan su magma en un entorno que estaba sujeto a la paz antes de ese suceso, sólo por tus razones no tratadas; también sé, que son más las cosas que no se ven que mueven el universo, las que permean toda una dinámica familiar, generacional, social, cultural, que trasciende a lo mundial. Pero, a la sazón viene la sentencia, porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido, entonces así te impones a todos los que te rezan.

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