Lágrimas
que arden…
Scarlett
Lugo, M. A.
En honor
a JP… más que una historia, una vida hoy distinta, y todo el que se identifique.
Y ella
cuenta que, como toda niña que sueña, eligió su príncipe azul. Al pasar del tiempo,
el color así se diluyó, y a pesar de haberlo logrado, el señor tiempo, se
encargó de mostrar que lo que ella pensaba no era igual en aquel a quien eligió.
Muchos se identifican con esta brevísima historia, apuesto a que ya se saben el
final. Se rompió…
Hoy es
ya una costumbre que muchos comiencen y se rompa… Bueno sería una revisadita a
la autoestima, al árbol de creencias y a la ley de la siembra y cosecha. Una revisión
para hacer buena elección, y que haya coherencia entre Dios, el yo y la
conciencia. A la mezcla le agregamos el coctel de las siente C que no han
dejado su esencia: compañerismo, compromiso, comunicación, comprensión,
confianza, compasión y cariño. Siempre será cuestión de preferencias. La voluntad
siempre ha de imperar.
La mujer,
en su hermosísima jaula de oro, con ese su príncipe a quien le dedica tanto
tiempo y energía, a quien le da hasta lo que no se tiene por complacerle y por
respetarle y darle lo que no se valorará, cuando logran su libertad, aun
quedando muy poco de ellas si es que la vida conserva, entonces logra llorar…
esta vez, con un llanto distinto, esta vez con un llanto de paz. Si es cierto,
volver a recomenzar; si es cierto, volver a tener que esperar; si, es cierto,
someterse a sanar. Sin dejar de lado la intención de uno y otro, no se deja de
ser dos. Pero, cuando los estallidos de rabia frente a quien no los provoca, los
insultos, conversaciones sugerentes, comentarios indignos, y hasta esa falta de
mimo que con el tiempo se pierde porque el otro cambio de repente, el olvido de
los simplísimos detalles que en principio si estaban, malos tratos, las
malditas indiferencias, esos largos silencios, y las
muy activas ausencias aunque se duerma tu lado, ya no están se rebosa de
felicidad. Cuando se es libre de hablar, vestir, reír, vivir, sin que nadie
coarte tu entorno, tu espacio, ni si quiera tu yo, entonces, se vuelve a llorar.
Lágrimas que arden, cual torrente de lava volcánica que se lleva todo a su
paso. Y aunque contradictorio parezca, solo escribo lo que ella así dijera.
La violencia
silenciosa que ejercen los príncipes sin color, no creo que no les vista. También
son seres sufrientes que no identifican lo que les sucede, mucho menos expresan
adecuadamente. El bucle siempre está latente. Multiplican lo que en si tienen.
Son almas frustradas que no pueden dar lo bueno que no tienen, lo que no saben
pedir desde la mejor de las esferas. Miedosos de sus propios falsos egos,
protectores de su muy falso yo. Electores más de presas que de reales señores. Ojalá
nunca olvidaran que el corazón duro se rompe y que el arma más letal será en
este momento, el que siempre pasa factura devolviendo a cada quien lo que es
suyo. Ojala se entendiera que, aún la bio nos diferencie, la psique nos
pertenece. Por muy de hierro que se sientan, y hasta así arremetan, mortales transitorios
siempre son desde su concepción.
Haciéndome
eco de sus dichos, musitó, eres la voz de las que no tienen voz, eres quien recuerda
a quienes llegan, que no es como el otro dice, sino como dice Dios. Hoy puedo
volver a ver, hoy decido verme. Y aun con enormes cicatrices, solo me quedan
para volver a aprender. Me amo, me respeto, me valoro, porque como así dice
Dios, digna soy.
Aleluyaaaa!
ResponderBorrarAmén Dios te bendiga siempre
ResponderBorrarTal cual gracias por el honor
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