Búmerang… para ti Scarlett Lugo, M. A.

 

                                           

                                                               Búmerang… para ti

Scarlett Lugo, M. A.

       Hola. Hoy saludo a tu yo. Sé que no tengo en mi mano la lupa necesaria para ver-te por dentro. Sé que carezco de herramientas que me facilitarían el camino para poder entrar a lugares en ti escondidos. Sé, que sólo entraré a los espacios permitidos. En los no permitidos, sé que invadiré la fibras más finas, y aunque nunca sepa que lo hice, porque no me lo dirás, se que lo puedo lograr. Vengo en son de paz. Mi intención, más que escudriñarte y querer saber cómo eres y el porqué de tus acciones y reacciones, es acompañarte. Aquí en éste solo tú y yo, puede que te resulte extraño, por no gustarte mucho de lo que hablo; empero, hoy me detengo a hacerlo: te acompaño. Hoy quiero ser tu bastón. Quiero ser, aunque sea un momentico, muy chiquitito, el sostén anhelado. El soporte donde te apoyes, para tomar aliento.

 Respira, por favor. Hazlo lento; tómate te merecido tiempo. Permite que se llenen los pulmones de eso que no ves pero que te mantiene con vida, tan parecido a quien te rindes, aún consciente o no de ello, y, por favor, vuélvelo a hacer. Una más, y otra vez. No escuches más que lo que haces, y siente en ti como revolucionas tu todo, con tan solo respirar. Ven, mírate, y realízalo de nuevo…

           Por favor, vuelve a amar. …No, ahora no mires hacia afuera. No me mires como a ti, a menos que estés consciente de lo que te estoy pidiendo. Mírame como a mí, desde la forma en cómo te veo. Desde la forma en cómo te expreso lo que no muchos saben decir. Mírame como a ti, desde la forma en cómo amándote me amas, y como buscándote me buscas, como dándote me das, como recibiéndote me recibes, como viviendo-te, me vives. En esa forma tan sutil de decir lo que no te gusta. En esa forma tan sutil de no hacer haciendo lo que quieres decir no diciendo. Por favor, no te escondas. No pierdas el tiempo, corriendo. Es necesario vivir nuestros miedos. Casi siempre resultan ser el mejor de los resortes, aunque en principio no se pueda ver. No dejes de creer.

            Hoy, me dirijo a tu adentro. A sabiendas que existen la posibilidad que no recibas de igual forma lo que de una sola ha salido. El resultado de mis letras, plasmadas para ti, no dependerá de mí, sino del permiso que me diste para yo poderte ver y de cómo entiendas lo que el mirar te genera. Dependerá del valor que determines asignarle, y no porque de ello carezca, sino por acción de tu voluntad y de si querrás hacer un gran feed back.