Desnudo entre
sabanas y, … sin ellas…
Scarlett
Lugo, M. A.
La intimidad de nuestra habitación es
tan habladora que nos vive repitiendo a diario todos los momentos que en ella
se han vivido. La almohada, se ha convertido en la cómplice mas sútil del
desborde de muchas emociones que fueron vividas en muchos días, y que nos
permiten hacer las modificaciones en todo el almótico ámbito, desde el sistema
de creencias, esquemas, idealizaciones, tomas de decisiones, hasta el
razonamiento lógico, y la interferencia de la intuición, a los fines de afrontar lo que nos depara el día
siguiente. Las mismas te empujan a resolver lo que en ese momento te afecta,
sea alegría-bienestar o tristeza.
La intimidad transmuta en desnudez, y
desde aquí, se traduce en la libertad de ser como realmente soy, donde nadie más nos ve. Te desnudas para detenerte un poco y ver tu
cuerpo; quizás, para atender algunas peticiones propias de él, limpieza, por
ejemplo; quizás, para hacer vida con quien te acompaña; quizás, para eliminar
las presiones de los interiores, que según la norma social te debes colocar a diario a fin de que todo esté en su correcto orden; quizás, para conocerte más, y ver cómo
te han pasado los años… y al final de los quizás, genera libertad. Obvio es que, no en todos los
tiempos ni en todos los momentos, la desnudez es igual. Creo que nada lo es. No
es lo mismo, mostrar a voluntad, a que intempestuosamente te quiten las sabanas. No es lo mismo,
que se acepte el paquete completo y descubrir con deleite el todo de su
contenido, y que pasado algún tiempo, así se vuelva a querer descubrir, manteniendo
ciertos alientos; a que, en un momento, posiblemente visto como insano, te
dejen sin vestir. No siempre se desnuda a alguien sosteniendo la misma sonrisa. (Se suguiere que así sea).
Cuando se está desnudo entre las
sabanas todo lo que solemos cubrir, quizás por razones de pudor o porque la
sociedad así lo exige, y no te sales de la norma, se queda a la intemperie, y
si alguien nos las quitara, entonces, la vergüenza nos acaba. Así se vive desde
el alma. Nuestras actitudes, basadas en tantas cosas mezcladas, dejan al
descubierto la intención con que hacemos todo. Lo ideal siempre será estar
apegados a todo lo verdadero, todo lo justo, todo lo amable, todo lo que es de
buen nombre, y evitaríamos con ello, creer que las sabanas nos cubren, cuando en
esa realidad, ellas no están.
Desnudo entre sabanas y, … sin ellas…y si alguien nos las quitara, entonces, la vergüenza nos acaba. dejan al descubierto la intención con que hacemos todo. ..Mucho para reflexionar
ResponderBorrarMuy reflexivo el tema se adapta a la realidad.
ResponderBorrarMe parece muy bueno el escrito ya que no trata de la desnudez fisica sino de la desnudez mental Y como podemos ser nuestros propios criticos al vernos desnudo.
ResponderBorrarMuy interesante Dios te bendiga
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