Feminicidio desde el barrio y otras clases
sociales…Scarlett Lugo, M.A.
Las estadísticas sobre los famosos feminicidios
son altamente alarmantes. La mayoría de ellos reúnen características especiales
que se hacen comunes. Desde el barrio, tenemos al hombre mayor que le tira al
ojo a la menor que va cambiando su forma, y quien posee las condiciones económicas
para sacar de ese entrono, a quien mañana es su presa. En ese momento es el mejor postor. Son personas
de clase ninguna, pues los estándares de la moralidad, el decoro y buena vida,
realmente no le conocen, y juntándose con la madre avariciosa, que no piensa más
que ella, y el padre por demás ausente, entonces, entonces: ¨Te vendo la
pieza.¨
Con el paso del tiempo, ya ni pareja son, lo que
provoca el despertar del león, quien, después de haber criado, entonces
aguantan el desprecio de quien ahora lo ve como “el viejo”; ya no conviven
juntos como un matrimonio eficaz, por alguna razón, (puede que por algún flirteo
de quien dice lo que no se oye en casa) no están consumando el sexo, la convivencia
armoniosa no existe, y demás está decir, que la “cosa, ya no sirve, ya no me
quiere apagar” -por decirlo como un chiste- y por demás, una rabia voraz; los
términos comunicacionales rotos. “No mi amor, tu sabe que ese es un amigo mío,
yo estoy aquí contigo” … y de buenas a primeras, la encuentran en indecorosas formas,
con el amigo, que no eh nah. ¡Qué bonito es el pensar: “Es un viejito pa’ lo
cualto, y el chulo que me sabe da”!
Se hace palpable en la mayoría de estas
trágicas situaciones, las discrepancias de edad, las discrepancias de esquemas
internos de cada parte del binomio, la búsqueda de un ser ideal que sólo reposa en la mente de quien se
expone totalmente, y además, se hace evidente que, el circulo de violencia que
estudiosos señalan como estándar, se encuentre latente a lo interno de cada
situación, albergando siempre una esperanza: “en el fondo él/ella me quiere, se
que va a cambiar; Que va ese/esa no hace nah”… El del fondo es el que mata.
Por razones culturales los hombres habiendo mujeres también, tienen tendencias a considerar la pareja
elegida como una cosa de su propiedad. El uxoricidio, nombre legal de lo que
hoy le están mal llamando feminicidio, late cuando se conjugan características
propias del fenómeno. Ojo: en las clases media un poco, y la que no cabe con
nadie, entonces se cambian todos los tonos. Es de reconocerse que entre clases,
sólo cambia el papelito, el chocolate es el mismo. Se habla bonito y bajito, … “pero
cuidaito si gritas, que te escuchan los vecinos”, “Sabes bien que no se puede,
partir sale muy caro” y mientras tanto… nos seguimos desgastando….
La de barrio marginado, cuyo crecimiento ha
sido en lugares de alta pobreza, muchas veces, que es entendida por los
consentidores como la salvadora de la familia que hay que seguir alimentando, y
que se junta con su verdugo en aras de alcanzar otros estándares de calidad, un
hombre, que en su edad adulta, (por muy joven que etáreamente sea), que viene
con las cicatrices de infancia, con consecuencias de las malas decisiones
tomadas, la mayoría con familias desechas, que no bien han sanado de lo
anterior y que se proyectan sobre lo nuevo. Ellos que no se dan el permiso de
entender quiénes realmente son y qué necesitan, antes de adentrarse a nuevas
circunstancias que pueden degenerar en peor.
La de la clase “media un poco” entiende que
debe estar con “el ser amado”, el cual tiene patrones atroces que preferible no
ver, por cuanto al verlo, entonces he de perder la cobertura de mis vanidades,
mis pasiones ante todo, y no importa si
yo importo, lo que quiero es verme bien. Entonces nos encontramos con el
panorama de la convivencia subrogada al dueño y no al compañero, y la libertad subsumida a la mujer de la casa, la que no debe salir de la jaula y no a mi
esposa elegida. Es cuestión de quién eres y quién soy, cuando decidimos
juntarnos, y días después decidimos separarnos, pero uno de dos, nunca acepta
en el interior de su yo. Al final todos sufren, por el mal llamado amor, que es
el último presente. La de la clase que
no cabe con nadie en la mayoría de las veces, corre con la suerte que no se le
desea a nadie.
La
idiosincrasia de ambos, el individualismo, un autoestima inexistente, el
narcisismo palpable, el egoísmo de uno, las necesidades económicas, la falta de
conocimiento, la dependencia del otro, el abuso verbal que se dispara desde
ambas partes, la falta de límites, y la falta de la práctica de los valores.
Las traiciones, infidelidades por doquier, la falta de reconocer la dignidad de
aquel, el creerme su dueño, el creerme señora, comportarme como tal y de veces
en cuando humillar al patán -porque así te veo entre veces- no así cuando me
das, la mentira, el abuso; el acostarme contigo aguantando tu malestar, para
odiarte cuando entres y cuando sales aún más, el fingirme como tuya para que rápido
te quites; el hacerte crecer y te desarrolles como debes, para después
deshacerte de ese que contribuyó al crecimiento, cual trapo de inmundicia. La
falta de agradecimiento, las elecciones no conscientes, la forma malcriada de
salir de casa, para buscarme un escape que casi siempre termina en jaque mate, aún
con consideradas excepciones, son de las razones que brotan de golpe, en cada
momento en que uno de dos decide por la vida del compañero. Agréguele usted lo demás
¡Oh Dios del cielo, hasta donde llegaremos
repitiendo patrones complejos!!
ESTO ESTÁ MUY FUERTE, PERO CREO QUE EN LA CALLE # NO HAY ASÍ😄😄😄😄😄😄😄😄😄😄😄😄
ResponderBorrar