Desobediencia en los momentos de crisis nacional. Scarlett Lugo, M. A.
Desobediencia
en los momentos de crisis nacional
Scarlett
Lugo, M. A.
La República Dominicana, y
el mundo entero se han visto trastornados por una pandemia de laboratorio. La misma,
que se ha hecho dueña de toda la atención mundial, por todas las vías, por
cuanto ha tocado todos los sistemas en los que el hombre se desarrolla, ha sido
según muchos la idea de sólo algunos, según otros, sólo un error; según lo que
vivo, el monstruo que se ha llevado a destiempo a seres humanos que estaban en
la plena capacidad de vida y de quienes se podía esperar mucho más de lo que ya
habían dado, y a otros, que aún cumplidos, nunca quisiéramos se vayan así. Cierto
es que, el COVID-19, ha quebrado la economía mundial, las relaciones
interpersonales (aunque en parte) y sobre todo el sistema salud a nivel macro. Ha
dejado en evidencia que los estatus sociales, son sólo eso; más, existe a pesar
de ello una realidad latente, una humanidad. Mientras la naturaleza resurge, el
encierro enloquece. Aún se escuche las aves, y los peces naden libres, y
reverdezca la tierra, el humano gime, quizás por su irresponsabilidad. (No
niego que pueda tener beneficios positivos, todo tiene una dualidad).
Llanto, dolor, tristeza, amargura,
una salud mental vejada, donde el estrés y la ansiedad se hacen las
protagonistas del día a día. Se percibe en el ambiente como el ángel de la
muerte se lleva todo a su paso. Las emociones como el miedo se activa, y se
mantiene en movimiento porque muchas familias tienen consigo a seres queridos
tan vulnerables y susceptibles que, se niegan a la realidad, y pueden caer
hasta en los pánicos más aterradores. La ira se apodera de quienes han perdido
y no tienen la oportunidad de golpear con la misma fuerza a quien les robo una
prenda de su joyero. Un ser querido y amado. La preocupación entonces llega a
los más altos picos impidiendo el bien pensar.
La desobediencia como un
antivalor, entonces se mofa de sus ropas. Se pavonea en las calles y se desnuda
ante todos sin ningún pudor por cuanto la novedad del momento, para algún grupo
etáreo, se manifiesta y no se cree; sin embargo es tan simple el pedido, es
solo que te mantengas al margen de los muchos, y es sólo un ratito, que
asimilarlo es lo que pesa. ¡Quédate en casa! es el lema.
Estamos llamados al
cumplimiento de las cartas magnas de cada nación. Estamos llamados a la contribución
con los iguales. Estamos llamados a la conciencia de nosotros y de otros, donde
quien viene a trancarme también puede lesionarse. A quien le toca curarme esta
en altos niveles de desasosiego y ha perdido esa vocación de servicio que lo
llevo a la elección que un momento fue firme. Los suyos también sufren, y se
quedan temblando porque no lo quieren dejar salir. El juramento hipocrático se
ve tentado a dejar de ser, solo porque la novedad del momento ingente es. ¿Qué pasaría
si fuera a ti? ¿Qué pensarías si fuera uno de los tuyos?
La Constitución Dominicana
entre sus muchas letras establece los deberes de cada persona que forma parte
de este pedacito de tierra, más, no todos gozan de saber ese contenido. Sin embargo,
por lo menos por sentido común, se debería obedecer. Sino porque el gran
mandamiento es conocido por todos, AMA como te AMAS A TI. Y te pregunto: ¿Realmente
te amas, como para amar al otro? ¿Qué tan dispuesto estas de dar tu vida por la
de otro? No. Sé que te alarmarías con la pregunta. Entonces, No hagas lo que no
quisieras que te hagan. AMA.
Con medida preventiva el
gobierno central se expresa. El toque de queda elevado en estos días, es muy
novedoso. Se eleva ahora, con mucha diferencia de ayer, porque el fenómeno atenta
contra la integridad bio-psico-social del ser dominicano, sin dejar de lado a
los otros. Se eleva para evitar la muerte. Se eleva porque se lucha contra algo
que no se ve, pero que destroza todo yo interior desvaneciendo sus adentros, y
por lo muy rápido que corre. A pesar de que puedes sanar, no todos tienen la
misma suerte. Te roba tu esencia, te separa, te aisla, te discrimina, te
mancha, te contamina, te margina, te resta afecto, te roba abrazos y el calor
humano. Te castiga de tal forma que hasta las vías de sustento te las corta. Y más,
de manera egoísta, hasta impide que los tuyos tan siquiera una digna sepultura
se te pueda dar. ¿Y mañana? Solo la queja. No le pude decir adiós, no lo pude
besar por última vez.
Medita, atiende al llamado. No des lo que no quieres recibir, porque, aunque
llames a Dios quien te ha de perdonar, no dejarás de recibir lo que sembraste.
Puede que en menor proporción si de corazón a él acudiste, pero, las
consecuencias son tuyas…
Que este momento tan difícil que nos ha tocado vivir se convierta en un llamado a nuestras conciencias donde podamos reconocer que somos más frágiles y vulnerables de lo que podriamos imaginar sin importar raza, color o estatus social. Éxite un solo soberano, un solo poderoso y un solo eterno que se llama JEHOVA DIOS de los cielos
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