Los dos pies en un zapato… Scarlett Lugo, M. A.
Los dos
pies en un zapato…
Scarlett
Lugo, M. A.
En la
anatomía humana, vemos un diseño extraordinario del cuerpo. Y es que, en
preescolar cuando se enseña al menor sobre él, se le dice: El cuerpo está
formado por cabeza, tronco y extremidades… El afán de que se aprenda eso es una
batalla campal entre maestros y alumnado. Y sii… Así es… nos vemos al espejo y
con eso nos encontramos. La especialidad, es que se cuenta con dos manos, dos
piernas que finalizan en pies y un tronco con un contenido exepcional. El hombre se ha encargado de nombrar todo.
En los
roces e intercambios sociales que a diario se hacen, hay protocolos que se
cumplen, algunos implícitos, otros que se resaltan, otros que se pasan por alto. Cuando se dejan de cumplir, o no hay humanos de por medio, o
simplemente se sostiene que la comunicación puede estar fluyendo de manera
errónea; tal vez, no se interpretó bien el lenguaje, porque uno de los actores
de dicho acto, no está enviando las señales adecuadas, puede que ocurra un
¿¡Qué?!... Siii, así mismo como lo imagina!
Cuando
acontece lo que antes se expresó, se cometen errores. ¡Ay, cuantos se ven a
diario! A veces, realmente ni si quiera lo son, son verdades, que nuestro
inconsciente quiere decir, pero, que es una situación que mejor no
manifestarla, porque ay ay ay!! Ese momento, embarazoso por demás, es una
metida de pata que casi nunca podemos reparar. Dos pies en un solo zapato, son
esos errores que, en la mente humana están vagando, y que salen porque es lo
que se quiere, pero que se deben evitar en determinado momento, por no ser el
tiempo, espacio, persona adecuada para recibir dicha información. A veces hasta
la vida cuesta esa metida de dos pies en un zapato.
Consecuentemente,
entonces, tenemos como resultado: vergüenza en quien no logró evitar a tiempo, un sin números
de cuestionantes que fluyen a la velocidad de la luz, y el sometimiento a un
sentimiento de culpa que tanto martilla al que ya a esa altura de juego, se
entiende ha faltado. Ira, enojo, dependiendo de cómo se haya tomado la
información emitida. Risas burlescas quizás, de quien recibe, por entender que
algo no anda del todo bien, o simplemente un arrugón de cara preguntando ¿Qué
es?. Del otro lado, interrogantes como: ¿Qué paso? ¿Será que se confundió? ¿Lo
hizo a propósito? ¿Por qué me trata así? Súmele usted las otras… A la larga, en
buen dominicano, es una “tremenda metida de pata”… De allí se desprenden tantas
cosas… Los inteligentes, piden disculpas, con más miedo que vergüenza, los no
muy abiertos, entonces puede que solo se queden con el gran remordimiento, y a
los que nada le importa, solo seguirán viviendo, sin meditar si quiera en qué
fue lo que hicieron… Cierto es que, aunque jocoso parezca, los dos pies en un
zapato es algo de lo que nadie está exento. Continúelo Usted… Mis disculpas si le falto!
Como cuando te comprometes con alguien a ayudarle con algo aun sabiendo en tu muy adentro q no lo vas hacer ya sea porque no podras o no deseas,y q al final por quedar bien te comprometes,ahí metes los dos pies entre un zapato.
ResponderBorrarexcelentes tus temas !!!
ResponderBorrar