Ven, hagamos el amor… Scarlett Lugo, M. A.
Ven,
hagamos el amor…
Scarlett
Lugo, M. A.
Parecería que todo se perdió… Que todo cambio
de color… que no duele lo que pasa, que no me importa lo que sucede.
Volvamos a hacer el amor, cuantas veces sea necesario. Es la única forma de
contrarrestar los miedos. La única forma de sentirnos completos. Y no me
refiero necesariamente al sexo. Ese es solo un aspecto. Hagamos en amor, al
mirar, y más, al saber hacerlo. Hagamos el amor, al hablar, sin necesidad de
trascender líneas, o faltar al respeto. Hagamos el amor al amar, cuando nos
valoremos primero.
Es una invitación, no indecente. Dependerá de
quien piense. Es que enarbolemos el honor, que crezcamos cuantas veces
respetemos… cuantas veces respetemos nuestras propias decisiones y las de los
demás. La decisión del que se quedó y del que nos dejó. Amemos la libertad.
Amemos el amar. Es necesario re-aprender a perdonarnos a nosotros lo que tanto nos recriminamos. Es necesario que
veamos lo que ahora mismo entendemos no es malo, no me hará daño, pero que
después nos dejara hondas secuelas, por dejarlo para después. Es necesario que
nos miremos en cada uno de nuestros roles, y con alto detenimiento veamos lo
que estamos haciendo al revés y por ende dejándonos resultados equivocados.
Amar no solo es decirlo –muchos carecen de tiempo para ello- ; es hacerlo a
cada rato. No es consentir los caprichos, es provocar esas sonrisas delatoras
de sentimientos que salen solas sin pedirle permiso a su dueño. Es que
conjuguemos ese hermoso verbo. Con una inesperada llamada, con una meta de peso. Con las simplesas que te gustan, ven, hagamos el amor de nuevo.
Sentémonos frente al mar, y miremos en
silencio. Sintamos ese ir y venir de las olas que solo saben hacer eso.
Disfrutemos de su cielo. Degustemos el café. Admiremos los colores, degustemos
del contexto. Detengámonos en el tiempo, y miremos a quien nos ve. Hagamos que
las flores se sientan vivas, que la vida se sienta viva, que los días, bailen
porque sí. Provoquemos con nuestra existencia que los días por venir, sean tan
bellos aun entre blancos y negros, aun entre grises oscuros. Recuperemos esas
cartas que dicen te quiero, y escribámosla para nuestros adentros. Que el
destinatario sea tu yo. Qué bien te sentirás cuando en momento de ocio habiendo
dibujado un corazón, lo dedique a ti mismo…
sé que te reirás…
Hagamos el amor de nuevo. Mirémonos al espejo,
vistamos nuestro mejor atuendo y demos lo que anhelamos recibir. Es necesario
ese ejercicio perfecto, es necesario que se haga a cada rato. Ven conjuguemos
el verbo.
La vida es tan corta que lo mejor es aprender a vivirla sin desperdicios; amando y no odiando, respetando y no humillando y, ofreciendo y no negando
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