...Antes bien, mira bien... Scarlett Lugo, M. A.
...Antes bien, mira bien... Scarlett Lugo, M. A.
Los seres humanos mientras nos vamos desarrollando, trazamos para nosotros mismos una linea recta. Así entendemos nuestro camino, así diseñamos nuestro sendero, y comenzamos a caminar. En el trazo, no consideramos que el camino puede ser muchas veces tan diverso como la vida misma. No nos detenemos a ver si el camino es de asfalto, vecinal, poblado, vació, bullicioso, silente al extremo. Solo nos determinamos a caminar.
Llega un momento, en que todo se detiene, el tiempo, el paso... qué sucede? Es una pregunta instantánea, más, aún a nuestro cerebro le cuesta asimilar esa respuesta mientras el cuerpo se cae. Qué sucede? un tropiezo, una falsa pisada... una caída. Tres acontecimientos que surgen de manera organizada en este tipo de momentos. Todos dándose permiso entre uno y otro... y el cerebro te pregunta: qué es lo que sucede?
Mientras el cuerpo va en descenso con todo su peso y volumen, en millones de microsegundos cruzan por nuestra mente igual cantidad de pensamientos. Uno de ellos me hace detenerme a pensar: Acaso alguno me vió? De este se desprenden mas... Ayúdame a imaginar...
En el siglo en el que el tiempo no alcanza según muchos humanos repiten, pocos se detienen a prestar ayuda al que cae. Jesús se hizo eco de eso. Acontece que tienes que levantarte tan rápido como tus habilidades te lo permiten, muchas veces por pensar que te están mirando, otras, por saber que pocos o nadie te tenderá la mano, tal vez te proyectes en eso, o simplemente, porque la vida continúa. No te detengas.
Obvio es, que no podemos ser tan cerrados en lo antes expresado. Siempre habrán humildes excepciones. Experimente que mi tesis se cumple: *siempre hay ojos que te miran* en este suceso que cuento, y esta vez, no fue para reírse, como suele el burgo hacer, ni si quiera para dañar; mas bien para decir, ¨tranquila, todo esta bien. Bébase unos calmantes para la inflamación, por cuanto mis manos aguantaron mi peso¨. Eso me dijeron ellos. Qué habrías dicho tu? Qué habrías hecho tu?
A ti que me lees, sería bueno detenerse en el camino que tuviste a bien trazar, evaluar el sendero que empezaste y establecer las estrategias ideales para ayudarte a caminar, así, las caídas de las que ninguno está exento, serán menos dañinas. Ya habrá tiempo para saber el porqué de esa interferencia, ya habrá tiempo de saber de que Dios te libró. Antes bien, mira bien, todo tiene una razón.
Los seres humanos mientras nos vamos desarrollando, trazamos para nosotros mismos una linea recta. Así entendemos nuestro camino, así diseñamos nuestro sendero, y comenzamos a caminar. En el trazo, no consideramos que el camino puede ser muchas veces tan diverso como la vida misma. No nos detenemos a ver si el camino es de asfalto, vecinal, poblado, vació, bullicioso, silente al extremo. Solo nos determinamos a caminar.
Llega un momento, en que todo se detiene, el tiempo, el paso... qué sucede? Es una pregunta instantánea, más, aún a nuestro cerebro le cuesta asimilar esa respuesta mientras el cuerpo se cae. Qué sucede? un tropiezo, una falsa pisada... una caída. Tres acontecimientos que surgen de manera organizada en este tipo de momentos. Todos dándose permiso entre uno y otro... y el cerebro te pregunta: qué es lo que sucede?
Mientras el cuerpo va en descenso con todo su peso y volumen, en millones de microsegundos cruzan por nuestra mente igual cantidad de pensamientos. Uno de ellos me hace detenerme a pensar: Acaso alguno me vió? De este se desprenden mas... Ayúdame a imaginar...
En el siglo en el que el tiempo no alcanza según muchos humanos repiten, pocos se detienen a prestar ayuda al que cae. Jesús se hizo eco de eso. Acontece que tienes que levantarte tan rápido como tus habilidades te lo permiten, muchas veces por pensar que te están mirando, otras, por saber que pocos o nadie te tenderá la mano, tal vez te proyectes en eso, o simplemente, porque la vida continúa. No te detengas.
Obvio es, que no podemos ser tan cerrados en lo antes expresado. Siempre habrán humildes excepciones. Experimente que mi tesis se cumple: *siempre hay ojos que te miran* en este suceso que cuento, y esta vez, no fue para reírse, como suele el burgo hacer, ni si quiera para dañar; mas bien para decir, ¨tranquila, todo esta bien. Bébase unos calmantes para la inflamación, por cuanto mis manos aguantaron mi peso¨. Eso me dijeron ellos. Qué habrías dicho tu? Qué habrías hecho tu?
A ti que me lees, sería bueno detenerse en el camino que tuviste a bien trazar, evaluar el sendero que empezaste y establecer las estrategias ideales para ayudarte a caminar, así, las caídas de las que ninguno está exento, serán menos dañinas. Ya habrá tiempo para saber el porqué de esa interferencia, ya habrá tiempo de saber de que Dios te libró. Antes bien, mira bien, todo tiene una razón.
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