Desigualdad
Scarlett Lugo, M. A.
Desde
los inicios de la formación del mundo nos encontramos con que esta palabra y su
contenido hacen acto de presencia. La vemos como se enseñorea de las especies y
muestra sus características propias cual rey de una nación.
Definida
como la condición o circunstancia de no tener una misma naturaleza, cantidad, calidad,
valor o forma que otro, o de diferenciarse de él en uno o más aspectos; se ha
convertido en un ente conflictivo entre los seres humanos que no entienden este
concepto.
La
naturaleza humana, la idiosincrasia de los mismos, las diferencias individuales
se mezclan con las peticiones de justicia o de lo justo, que se elevan en
determinada circunstancias. A nadie le gusta dar su brazo a torcer. Es cierto, hay diversidad de situaciones en
las que todos somos iguales. Es una máxima que la rezan los más altos cánones
del conocimiento, entre ellos la Biblia, la Constitución de los países y en la
esfera más pequeña, y a la vez, la más fuerte, en la familia. Más, aun así, no
deja de observarse que la misma individualidad del ser, regala desigualdad.
Generalmente
esta se estudia desde la perspectiva social, que es el ámbito donde más se ha
explotado el término, pues justo es en la sociedad donde el ser humano opera
tanto sólo, como son sus congéneres. López Aranguen, 2005[1],
sostiene que la desigualdad es un problema social, y no puede observarse como
una fenómeno natural. Sin embargo, la historia, ha querido verlo más de forma
contraria.
Muchos
son las personas que han abordado el tema, (y se seguirá) y es que vemos
desigualdad tanto en el seno familiar, como
en la iglesia, en las pandillas, en las empresas de la índole que sea, y
siempre hemos visto el mismo resultado: siempre hemos de ver, que no todos
poseemos las mimas características personales, no habrán dos que desarrollen la
misma tarea de la misma manera, y por vía de consecuencia, a todo en lo que
operamos le dejamos un sello personal.
Los
grupos sociales, desde donde los seres humanos cambian el ambiente en la medida
en que en el se desenvuelven, nos permiten una interacción. Lewin[2],
a finales de 1930, habló de ello sosteniendo que fuerzas y condiciones influyen
en los mismos y los dejan ver como un todo, mostrando además, que la conducta
del individuo se modifica a través de la experiencia del grupo, por cuanto las
personas actúan según el modo en como ellas interaccionan con el entorno.
¿Qué
es lo que realmente acontece en la mente del humano que no asimila el bienestar
de su igual? Nos atrevemos a decir que somos entes egoístas que no sabemos
manifestar una felicitación gratamente y nos enfocamos sólo en nosotros. Es
cierto, todos necesitamos ser vistos, sin embargo, es de entenderse que unos
van delante y otros llegarán más lento. Lo importante es llegar. Ser empático,
ponerse en zapato del otro, es una de las tareas mas controversia-les que debe
ser practicada; empero, por considerarse romántica, acudimos más rápido a lo que
daña.
Penoso
es, tener que lidiar con iguales que no te consideran así desde su óptica, y
quienes prefieren proyectarse de una manera equivocada. ¡Como nos traiciona el subconsciente!
Acudimos a la vivificar la desigualdad que tanto vemos y criticamos en el
entorno. Somos capaces de aún reclamándola, darle forma y exhibirla. Por eso es
que bien dice la biblia, no juzgues para que no te juzguen por que con la vara que
medís, os serás medido.
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